Aspectos
técnicos-económicos del almacenaje
En los últimos años, gran cantidad de factores
relacionados con el acopio hacen cada vez más atractiva la alternativa de que los productores agrícolas instalen en sus
propios campos los silos necesarios para guardar la producción e, incluso, las secadoras y otras instalaciones anexas.
El beneficio fundamental que puede obtenerse es el de disponer de la mercadería para venderla en el mejor
momento y no cuando se produce una avalancha en la oferta. Esta ventaja es fundamental en un momento como el
actual, en el que los precios están tan bajos y cuando la diferencia entre vender en el momento exacto de la cosecha - por no contar con almacenaje propio- o vender en algún momento posterior puede marcar la diferencia entre tener pérdidas o lograr un margen bruto positivo.
El acopio en silos propios permite también evitar los fletes cortos o
traspiles, no pagar paritaria y, además, poder negociar los fletes largos al enviar la mercadería lejos de los momentos de mayor actividad del transporte.
En el futuro, la posesión de silos propios que permitan clasificar la mercadería puede convertirse en un factor
primordial dado que los países compradores están empezando a exigir calidades diferenciadas e, incluso, trazabilidad en las partidas. Esto significará sin duda una ventaja
económica respecto del grano vendido a acopiadores, que por lo general no cuentan con instalaciones que les permitan el acopio diferenciado,
Cada vez más productores optan por esta alternativa y es entonces cuando surge la necesidad de un conocimiento más profundo del tema, dado que ahora el problema pasa a ser cómo mantener a los granos en buenas condiciones durante períodos más o menos prolongados.
Aspectos técnicos
Debemos recordar que nuestro grano tiene vida. Por consiguiente respira y libera calor. Cuanto mayores sean su temperatura y/o humedad, mayor resultará su nivel
respiratorio y por lo tanto aumentará la liberación de calor, lo cual a su vez calienta aún más a la masa de cereal
almacenado. Este ciclo se produce cada vez con más rapidez terminando con los resultados desastrosos que ya
conocemos. También los insectos y hongos que atacan al grano producen calor, a la vez que necesitan del mismo para subsistir y reproducirse.
La solución a estos problemas es bajar al máximo la temperatura del grano en el menor tiempo posible, y así
logramos combatir simultáneamente todas los efectos antes detallados. La menor temperatura redundará en un menor ritmo metabólico del grano y de sus "huéspedes" (que además, por supuesto, deben
combatirse).
Para lograr la disminución de temperatura deseada, los silos deben contar con sistemas de control de temperatura que permitan la supervisión estricta de las condiciones del grano, y con sistemas de aireación que permitan actuar sobre esas condiciones.
Airear significa hacer circular el aire exterior forzadamente a través del grano almacenado, ingresando al silo por el techo y saliendo por su parte inferior (con un ventilador) o viceversa. Condiciones favorables del aire se presentan cuando su temperatura es inferior en por lo menos
5 ºC respecto de la temperatura media del grano y cuando la humedad relativa ambiente es la apropiada para ese grano. Es absolutamente imprescindible cumplir con estos
requisitos para obtener un grano sano y en buenas condiciones para su comercialización. Para ello deben utilizarse adecuadamente los sistemas de control de temperatura y
aireación.
Recordemos que en la Pampa Húmeda, en los meses posteriores a la cosecha, existen pocas horas durante el día en las que las condiciones del aire son las adecuadas, y éstas deben utilizarse íntegramente. Esto implica que
deberán confeccionarse diariamente planillas de control con los datos de la temperatura correspondiente a cada silo, para así poder calcular el promedio diario aproximado y al compararlo con la temperatura exterior, establecer cuál es el momento oportuno para encender el ventilador de cada
silo en particular (es decir, cuando la diferencia de temperaturas entre el aire del silo y el aire externo sea de por lo
menos 5 ºC). Estas planillas servirán también para determinar el momento en que se deba apagar el ventilador, cuando el aire ya no enfríe al grano sino que únicamente mantendrá su temperatura o, lo que es peor, lo volverá a calentar.
En este último caso, se haría un gasto inútil de energía, se anularía el favorable
enfriamiento anterior y, si la mercadería tenía el porcentaje de humedad requerido para su comercialización y el aire exterior era relativamente seco, disminuiría su peso por pérdida de humedad.
Esto último representa un fuerte daño económico, a pesar de no haber tenido pérdidas directas de grano, y es fácilmente evaluaba: por cada 500 toneladas entregadas con 2% menos de humedad resulta una merma de 10 toneladas, lo que a razón de 150$/t equivale a una suma de 1500$, sólo por giro, sin considerar el costo del consumo de electricidad.
Conviene tener en cuenta que con el uso de un sistema de control de temperatura se evita este uso excesivo de la aireación, evitándose así la citada pérdida; esta ventaja, sumada al hecho de que el costo de dicho sistema es muy bajo, se paga largamente sólo con el ahorro logrado en un giro.
Esto significa que usando los sistemas de temperatura y aireación racionalmente, obtendremos óptimos
resultados en la conservación del grano y los máximos rendimientos económicos en su comercialización.
Autor: Ing. Klaus Thielemann
Tesma SA
Fuente: Revista Agromercado
(Suplemento Almacenaje en Origen) Año 2000
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