Etapas Críticas en la Evolución de los Cultivos de Soja, Maíz y Girasol

Si bien es deseable que los cultivos no sufran de estrés y obtengan un máximo estado a lo largo de todo su ciclo de crecimiento, hay una etapa en la cual la incidencia de un factor negativo para el crecimiento produce mayores daños. Estos momentos críticos no son los mismos para todos los cultivos.

Resulta clara la necesidad de conocerlos, como ayuda para interpretar o predecir el efecto que pueden producir las variaciones en el ambiente o en el manejo del cultivo y para optimizar la respuesta a la aplicación de insumos a la producción.

Reducciones del crecimiento por sombreaderos artificiales, por sequía o algún otro factor  produjeron las mayores mermas en el rendimiento cuando ocurrieron cerca de la floración. Alrededor de la floración se determina  el número de granos por unidad de superficie. La diferenciación de las espiguillas en la espiga de maíz se da hasta una semana antes de floración. Luego se produce el aborto de esas espiguillas o de los granos fecundados hasta unas tres semanas posteriores a dicho momento. Por otro lado la detención del crecimiento de las espigas en las plantas estériles ocurrió cerca del momento de floración.

Cuando mejor sea la condición generada del cultivo en esa etapa critica, menor será el aborto de estructuras reproductivas y mayor el rendimiento.

Situaciones de estrés similares durante el llenado de los granos producen menores caídas de rendimientos, debido a que las reducciones en la capacidad fotosintética son parcialmente compensadas por removilización a los granos de reservas almacenadas en los tallos. En situaciones de siembra tardía o en altas latitudes esta etapa de llenado se torna más critica.

Varias recomendaciones prácticas surgen de este concepto. En primer lugar, se debe apuntar a optimizar el estado fisiológico del cultivo en la floración a través del manejo. En este sentido, se debe tratar que ocurran deficiencias hídricas en esta etapa, ya sea a través del riego, cuando sea posible, o de la elección de la fecha de siembra y del ciclo del cultivar. 

Por otro lado una disponibilidad buena de nutrientes desde el momento en que estos son requeridos en altas cantidades (alrededor de las seis hojas) asegura un óptimo estado del cultivo en esa etapa crítica. Finalmente en esquemas de alta producción es necesario hacer coincidir la floración con los momentos de mayor radiación incidente.

En el caso de semillas se recomienda comprar semillas de distinto ciclo de floración y consecuentemente de madurez, para disponer de un periodo de mayor polinización y asegurarse, así, un buen llenado del grano en las espigas.

Reducciones del crecimiento por algún factor de estrés, tanto alrededor de la floración como durante el llenado de los granos, producen caídas importantes en el rendimiento del girasol. En general, el número de aquenios llenos y el rendimiento son función del estado fisiológico del cultivo en la floración. Sin embargo, situaciones de estrés durante el periodo de llenado pueden producir aborto de aquenios centrales, una disminución en el peso de los aquenios llenos y una caída en el porcentaje de aceite.

 En conclusión, cuando mejor sea la condición general del cultivo en etapas críticas, mayor será el número de aquenios llenos, su peso y el porcentaje de aceite. Pero aún si se tienen excelentes girasoles alrededor de floración, no necesariamente se van a obtener altos porcentajes de rendimientos.

El número de semillas por metro cuadrado en soja es función del estado del cultivo en períodos reproductivos avanzados. Períodos de estrés durante la floración temprana, producen, en general, escaso efecto en el número de vainas por metro cuadrado y en el rendimiento de la semilla, debido a que el cultivo presenta gran plasticidad y pueden seguir produciendo estructuras reproductivas una vez aliviado el estrés.

La soja tiene capacidad para fijar estructuras reproductivas por un largo período. Además, una eventual disminución en el número de vainas es parcialmente compensada por la producción de más semillas por vainas y por semillas más pesadas. Por lo tanto, el rendimiento de la soja se reduce solo levemente ante situaciones de estrés por floración.

A medida que avanza el ciclo reproductivo, la soja va perdiendo su plasticidad. Por consiguiente, reducciones del crecimiento durante el llenado de granos (meses de febrero y marzo) disminuyen más marcadamente el rendimiento de la soja.

 El estrés reduce el número de semillas por unidad de superficie y el peso de semillas, a causa de ello se recomienda, llegar previo al periodo de llenado de granos, con un cultivo en estado óptimo, y mantener este estado a lo largo de dicho período (fines de febrero en adelante). Es por todas estas circunstancias que las mayores respuesta al riego se obtienen a partir de estos momentos.

La etapa más crítica para la determinación del rendimiento en trigo es la prefloración (20 a 30 días). En esta etapa se produce el aborto de espiguillas y de flores, y se determina por lo tanto, el número de granos por unidad de superficie (componente fuertemente asociado con el rendimiento). Cuando más crezca, el cultivo en esta etapa, mayor será la producción. Entonces, el cultivo debe tener una alta cobertura y una buena eficiencia fotosintética en esta etapa.

Al aumentar la densidad por encima de valores normales el maíz, presenta, en general, la menor estabilidad en el rendimiento, debido a la fuerte relegación que sufre la espiga en la planta en densidad supraóptimas. En esas condiciones, se producen disminuciones en el número de estructuras reproductivas por metro cuadrado. Esto hace necesaria la adecuación de la densidad de plantas de maíz en función de las condiciones ambientales y de los niveles de insumos. La densidad óptima de este cultivo sube marcadamente con el aumento de la disponibilidad hídrica y nutricional.

El atraso en la fecha de siembra produjo reducciones significativas en los rendimientos de los tres cultivos (maíz, girasol y soja) conducidos bajo riego y fertilización. Con este atraso el desarrollo fue acelerado por altas temperaturas en los tres cultivos y por efectos fotoperiódicos en etapas productivas de la soja. La mayor aceleración del ciclo se produjo durante las etapas vegetativas en maíz y girasol, que es cuando las diferencias térmicas entre las fechas son mayores, y durante todo el ciclo de la soja, cuya etapa reproductiva es acelerada por foto períodos cortos en siembras tardías.

Conclusiones: Los estudios realizados permiten en definitiva determinar que las etapas críticas para el rendimiento de cada cultivo son la floración en maíz, la prefloración de trigo y el llenado del grano en soja y la floración y llenado de granos en girasol.

Estos conocimientos contribuyen a orientar el manejo de los cultivos. Por ejemplo, si el atraso de la fecha de siembra de la soja produce semillas pequeñas, una estrategia adecuada es aumentar la densidad y disminuir la distancia entre hileras (además de usar ciclos apropiados) para asegurar mejor cobertura en las etapas criticas. En el maíz, en cambio, como las siembras tardías producen plantas más grandes sin diferencias en cobertura en el período crítico de floración y constituyen un factor adicional de estrés sobre la espiga, lo aconsejable sería disminuir la competencia entre plantas.

Por otro lado, es necesario adecuar la densidad de plantas de maíz en función del nivel de producción dada la escasa plasticidad que presenta en su asignación de biomasa a la reproducción. El cultivo de soja y, en menor medida, el de girasol muestran menores variaciones en rendimiento ante cambios de densidad.

Fuente: Elaborado por el Ing. Agr. Ernesto Romero.

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