Preparación del suelo y
cultivo antecesor
Dado
el pequeño tamaño de la semilla de alfalfa, es necesario extremar los cuidados
en la preparación del suelo para su siembra. Las labores se deben efectuar con
la anticipación necesaria para permitir la acumulación de agua en el perfil y
llevar a cabo un efectivo control mecánico de las malezas.
El cultivo que precede a la alfalfa
debe finalizar su ciclo lo suficientemente temprano para permitir acumular
humedad con las lluvias de verano y otoño y, además, dejar un rastrojo poco
voluminoso y limpio de malezas.
Los cultivos de invierno como trigo, avena o centeno son los más indicados como
antecesores de alfalfa, pero en los últimos años se observa cada vez con mayor
frecuencia la siembra de pasturas sobre rastrojos de girasol y de maíz precoz,
con marcado éxito.
Otras alternativas posibles son los
cultivos de mijo o moha destinados a pastoreo o heno, y que constituyen buenos
antecesores para sembrar alfalfa.
Época de siembra
La alfalfa germina en un rango muy amplio de temperaturas, desde 5ºC a 35ºC,
ubicándose el óptimo entre los 19 y 25 grados. Puede germinar con temperaturas
que serían limitantes para su crecimiento posterior. En la región pampeana las
condiciones ambientales más favorables para la implantación de alfalfa ocurren
a fines de verano y principios de otoño, siendo el mes de marzo la época más
conveniente.
No son sugeridas las siembras de primavera, pero de ser necesario efectuarlas,
deben estar acompañadas con una importante estrategia de control de malezas y
efectuarlas lo más temprano posible.
Calidad de la semilla
Para la siembra se debe utilizar semilla de
óptima calidad, con buena identidad genética y libre de semillas de malezas.
Se deben considerar dos parámetros al elegir la semilla: su calidad física y
su calidad genética. El primer parámetro tiene que ver con la uniformidad del
tamaño, el poder germinativo, el nivel de contaminación de otras semillas y el
grado de pureza.
La calidad genética está asociada al conjunto de características heredables
de una variedad, como son el grado de reposo invernal, el comportamiento ante
plagas y enfermedades, la velocidad de crecimiento, la actuación
ante condiciones climáticas extremas, etc, que en combinación con el ambiente,
determinan el potencial de producción de forraje y persistencia de la planta de
Alfalfa..
Inoculación y Peleteo
Inoculación
La alfalfa se caracteriza por tener altos requerimientos de nitrógeno, más
altos de los que el suelo le podría brindar.
Estas diferencias entre lo que aporta el suelo y lo que la planta necesita son
aportadas por medio de la asociación simbiótica entre la alfalfa y bacterias
del género Rizobium meliloti.
La función de estos microorqanismos es de captar el nitrógeno del aire y
transformarlo en aprovechable para la planta.
Si bien existen estas bacterias en el suelo, por medio de la inoculación de la
semilla con capas especialmente seleccionadas, se aumenta la eficiencia de la fi
ación del N atmosférico y por ende los niveles de producción.
Peleteo
Es un proceso por el cual se provee a la semilla de un elevado número de
bacterias de alta eficiencia de fijación biológica de nitrógeno, y que sumada
a una equilibrada provisión de nutrientes asegura una mejor y más eficiente
implantación de la alfalfa.
Ventajas del peleteo
1. Protege al cultivo del ataque de hongos y microorganismos patógenos.
2. Contiene capas de Rizobium con alta frecuencia de fijación y un elevado número
de microorganismos por semillas.
3. Adecua al medio ambiente del suelo para una mejor germinación e implantación
de la pradera.
4. Protege a la semilla ante condiciones de deficiencia de humedad en el momento
de la siembra, evitando que se inicie el proceso de germinación, hasta que las
condiciones de humedad mejoren.
Densidad de siembra
Son varios los factores que inciden en la siembra para determinar la densidad
ideal para cada zona. Los más importantes son: cantidad y distribución de
lluvias, época de siembra, preparación del lote, calidad de la semilla y el
sistema de siembra a utilizar.
Ensayos realizados en la zona central de Santa Fe (5 a 25 kg / Ha) y en La Pampa
(6 a 12 kg / Ha), no mostraron diferencias significativas en la cantidad de
plantas logradas y producción de materia seca con distintas densidades.
Si consideramos una siembra de 10 kg / Ha (aproximadamente 500 semillas por
metro cuadrado) y de acuerdo al sistema de siembra al voleo o en surco, se logra
un nacimiento entre 25 y 60%. De la emergencia al primer corte las plantas
compiten entre sí regulando el stand de plantas.
Entre 40 y 100 plantas por m2, de acuerdo al régimen de lluvias de las zonas,
se considera un stand óptimo para lograr una máxima producción.
Es posible bajar la densidad de siembra, siempre y cuando se controlen todos los
factores determinantes para un buen establecimiento.
Profundidad y sistemas de
siembra
La profundidad a la que se deposita la semilla y el contacto de ésta con la
humedad del suelo, son importantes factores a considerar en el momento de la
siembra. La profundidad ideal para alfalfa es de 1,5 a 2,0 cm. En suelos de
textura fina, no debe sembrarse a más de 1,5 cm por riesgo de planchado,
mientras que en suelos de textura mayor es posible hacerlo hasta los 2,5 cm.
Sistemas
Existen dos sistemas normalmente utilizados en la Argentina: en línea o al
voleo.
El primero se debe utilizar en las zonas semiáridas, debido a que el sistema
permite depositar la semilla en contacto con el suelo húmedo. Además tiene la
ventaja de poder aplicar el fertilizante al costado y por debajo de la semilla,
favoreciendo el crecimiento inicial de la plántula.
El sistema al voleo se puede utilizar en zonas subhúmedas o húmedas debido a
que generalmente en la época de siembra no hay problemas de déficit de
humedad.
De todas formas es un sistema ineficiente debido a que no se puede regular la
profundidad de siembra y exige una mayor densidad en la misma.
Los resultados mostraron que con bajas densidades de siembra en línea,
obtuvieron los mismos rendimientos de forraje que con altas densidades al voleo.
Otros
artículos de interés
Fuente: Manual del Cultivo de
Alfalfa