GANADERIA  

 

Feedlots: Una Alternativa a la Ganadería

Los feedlots van ganando cada vez mayor espacio en la ganadería Argentina, alentados por la necesidad de intensificar la producción, aumentar el giro del capital hacienda y disminuir la incidencia del costo financiero.

Si bien por ahora sólo uno de cada 20 animales faenados en el país pasa por un sistema de confinamiento total, la tendencia indica que el engorde a corral crecerá de manera sostenida en los próximos años.

Claro que no todo es soplar y hacer kilos de novillo. Para que un emprendimiento de este tipo sea exitoso se necesita conjugar una serie de factores económicos, técnicos y operativos. Sobre estos aspectos pondremos el acento en esta nota.

Algunos números

La inversión inicial que demanda un feedlot (contabilizando todo menos el valor de la tierra) ronda US$ 30/150 por cabeza instalada. La gran dispersión obedece a los distintos recursos que pueden usarse, así como el tamaño del establecimiento, que influye mucho en la estimación de los costos fijos.

En referencia a márgenes por cabeza, también son muy variables, dado que dependen del valor del animal al ingreso, los costos y el valor de venta. En momentos de relaciones muy favorables, hay valores de $ 40/50 por cabeza. En momentos malos los márgenes son negativos.

El punto clave para que los números cierren es un buen control de gestión. El manejo profesional de un feedlot supone el seguimiento de indicadores muy determinantes, como la conversión de alimento base seca a kilo vivo y el costo por kilo logrado. También se deben relevar otros datos de más fácil proceso, como el tiempo promedio de permanencia, mortandad, etcétera.

Modelos actuales y futuros

En el corazón de la Pampa Húmeda la productividad forrajera es alta, pese al disturbio severo de los suelos por el consumo de la fertilidad natural.

Las haciendas son británicas (de fácil engrasamiento a pasto), el clima es muy húmedo en invierno y los planteos de invernadas cortas e intensivas funcionan bien (la mayoría de ellos con el uso de suplementación).

Todo parece indicar que no es necesario ni recomendable apelar a estructuras permanentes y a grandes inversiones para desarrollar engordes a corral. Sí pueden hacerse coyunturalmente, apelando a nuestra enorme y envidiable creatividad que transforma el rincón de un potrero en un corral de engorde de un día para el otro.

En cambio, en zonas semiáridas del norte y centro del país los inviernos son mucho más secos, lo que por un lado determina menor producción de pasto, y por el otro mayor sanidad y bienestar animal. A su vez, la genética de esas zonas es de difícil engrasamiento a los ritmos de engorde a pasto.

Por todo esto el feedlot puede ser una gran solución al golpe final de engrasamiento. Hay miles y miles de cabezas en el norte argentino que pasan uno o dos inviernos más en el campo, sólo porque faltó la comida necesaria para darle ese toque final.

Tal vez con una visión simplificada de la realidad, es posible presentar los siguientes modelos de producción:

1. Feedlots con gran escala y tecnología, que constituyan una operación comercial en sí misma. Sin duda se ubicarán en zonas de baja humedad relativa y régimen de lluvias medio a bajo. Córdoba y San Luis serían buenos ejemplos de ubicación.

2. Operaciones importantes en zonas pampeanas o extrapampeanas, aprovechando subproductos de la industria alimentaria, como por ejemplo el gluten feed de la industria del maíz. En algunos casos, el rumiante es el mejor método para transformar subproductos en bienes con valor agregado. Aquí debería apreciarse una contribución positiva del sistema feedlot hacia el medio ambiente, dado que tales subproductos pueden ser un residuo difícil de reciclar.

3. Finalmente, en diversas zonas, podrá funcionar y de hecho funciona para optimizar planteos de cría y/o de invernada.

Ampliando el detalle anterior, sin duda se pueden definir muchos tipos diferentes de feedlots.

La tendencia indica que crecerá el número de establecimientos que engorden no más de 1.200/1.500 cabezas por año, generalmente con hacienda y grano propios.

También hay ­y habrá cada vez más­ feedlots de cadenas de estancias, con un tamaño variable. Generalmente actúan como un pulmón, como es el caso del feedlot de Pilagá en Cavanagh (Santa Fe), con una capacidad menor a los 3.000 novillos. Esta cifra representa poco para su escala, pero actúa como un engranaje importante en toda su operación, integrada a su propio frigorífico.

En el escalón más alto, también hay grandes proyectos en ejecución y otros en estudio. Estos sí constituyen una operación en sí misma, aunque en algún caso sólo para brindar hotelería, como el emprendimiento conjunto de Cactus Feeders y Cresud en San Luis.

El número de feedlots grandes parece estable en unos 80 desde hace tres años, aunque con altas y bajas (vale decir, con nuevos que se han incorporado y con otros que han cerrado).

Sí deben estimarse aumentos en la capacidad instalada y en la eficiencia del proceso, como resultado de la mejora en los feedlots preexistentes y a la mayor calidad y tamaño de los nuevos proyectos.

Un claro síntoma de la incidencia creciente del engorde a corral es el remate de los viernes en Liniers. Un día tradicionalmente sin operaciones se ha transformado en una jornada con claro predomino de ese tipo de hacienda y con una mayoritaria participación de los supermercados que más facturan en el país.

A la hora de decidir dónde instalar un gran proyecto, además de tener en cuenta los factores climáticos, debe recordarse que existen marcadas diferencias de costos entre provincias. La incidencia del flete y de los costos de comercialización de los granos forrajeros son un ejemplo. También lo es la diferencia en otros costos, como la guía de venta.

A modo de ejemplo, en Santa Fe la guía es gratis, mientras que en Córdoba y Buenos Aires se constituye en un gasto adicional. Este factor puede hacer que un feedlot mediano ubicado en Córdoba o Buenos Aires tenga un costo anual extra de US$ 20.000/30.000. La cifra trepa a US$ 60.000/70.000 para un establecimiento grande.

La polémica sobre el silo de maíz

En el mundo semiárido, la vía fermentativa de conservación (silo) está desplazando a la vía de la deshidratación (heno).

Obviamente, con más razón deben ocurrir cambios en ese sentido en las zonas húmedas de nuestro país, donde en la época de producción de pasto llueve en uno de cada tres o cuatro días.

De todos modos hay muchos más factores a tener en cuenta en todo el tema de reservas, como por ejemplo las nuevas maquinarias de acondicionado de pasto (el pasto se seca en menos de la mitad de tiempo), el uso de conservantes, el progreso genético de las distintas especies, etcétera.

El silo de maíz es una herramienta muy útil, fundamentalmente en lechería, donde las proporciones de fibra de la dieta son mayores que en engorde.

En general, en los feedlots ocupa 5/10% de la dieta y no más, porque de lo contrario declina el valor energético de la dieta total.

El silo de maíz de calidad tiene 2,2/2,4 megacalorías de energía metabolizable por kilo de materia seca (mcalEM/kgMS), en tanto que el grano de maíz tiene 3,1/3,2 mcalEM/kgMS.

La dieta tiene que llegar a valores muy cercanos al contenido del grano para lograr engrasamiento en cualquier raza (y más aún con sangre continental o cebú).

Sí es notable la contribución del silo para lograr recrías invernales con alta carga, en cuyo caso puede participar en proporciones superiores a 25/35%.

Cabe señalar que hay quienes obtienen buenos resultados usando altos porcentajes de silo de maíz en engordes a corral, tal el caso del INTA-Balcarce.

Como norma general, podría decirse que para situaciones con muchos factores a favor (animales de fácil engrasamiento, buenas condiciones para cultivar maíz, disponibilidad de contratistas, etcétera) el silo de maíz es una alternativa que disminuye los costos en forma significativa.

Pero en la gran mayoría de los casos no da resultado, sea porque hay animales con menor facilidad para el engrasamiento final, porque se trata de zonas donde el maíz rinde menos o porque el silo se confecciona una o varias semanas después de lo ideal.

En cualquier caso, a la hora de evaluar la mejor alternativa no hay que caer en el error frecuente de costear a todos los otros ingredientes por su valor de venta y al silo de maíz por sus costos de producción.

Ventajas intensivas

Los esquemas intensivos bien planteados pueden beneficiarse de diversas ventajas, entre las que se destacan:

Mejor giro en el capital hacienda, al aumentar los ritmos de engorde.

Mejor programación de las ventas.

Mayor homogeneidad en las tropas que se envían a faena.

Menor riesgo climático.

Asimismo, en algunos casos puede haber una mayor superficie liberada para uso agrícola o para categorías más livianas que son más eficaces a la hora de transformar pasto en kilos de producción.

Puede también lograrse una mayor flexibilidad de muchos sistemas, permitiendo en algunos casos altas cargas invernales que luego aprovechen eficazmente el pico de pasto primaveral.

En zonas agrícolas alejadas de los puertos se puede lograr un valor agregado en los granos producidos en el propio establecimiento.

En campos de cría se pueden obtener mejores precios por terneros y vacas de descarte, así como mejoras en la carga y en los índices reproductivos.

Pasto de primavera

Sabido es que la producción de pasto tiene su techo en primavera. Paralelamente, la estación de las flores también es la época de mayor confort para el animal, siendo este factor muy importante para que se expresen a pleno los potenciales de engorde.

Pero no sólo es máxima la cantidad de pasto, sino también la calidad. El pasto de primavera tiene en promedio 2,6 megacalorías de energía metabolizable por kilo de materia seca (mcalEM/kgMS), contra 2,9/3,1 mcalEM/kgMS de una muy buena ración de engorde de un feedlot.

En ninguna otra época del año el pasto tiene esa calidad y ese contenido energético. De allí el tremendo perjuicio de no aprovecharlo al máximo.

La intensificación ganadera permite aumentar la carga invernal para luego aprovechar al máximo el pico de pasto primaveral. No es una exageración decir que en el caso de praderas artificiales de buena calidad y cantidad, un aprovechamiento eficiente produce en primavera lo mismo que uno ineficiente en todo el año.

Fuente: Feedlot

Otros artículos de interés:
Engorde a corral- Feedlot
Feedlots: Una Alternativa a la Ganadería
Invernada
Ganadería

 
 

Agrobit.com  | E-mail: agrobit@agrobit.comTérminos y Condiciones Generales.
Legales: Los datos contenidos en este web corresponden a material elaborado por Agrobit.com a partir de otras fuentes y tienen como único fin, brindar información a quienes visiten este web. Agrobit.com no se responsabiliza por la exactitud e integridad de la información aquí publicada y deslinda cualquier responsabilidad sobre las opiniones aquí vertidas. Quien accede a este sitio acepta que los errores u omisiones no podrán utilizarse para realizar demandas o reclamos por vía legal. La información publicada en este web no debe servir como base para decisiones de inversión. Las marcas mencionadas son marcas registradas de sus respectivas empresas.